martes, 13 de julio de 2010

Infidelidad

El sábado por la noche no tenía nada de planes, tampoco estaba con ganas de hacer algo. Estaba algo triste por muchas cosas; mis padres peleados, problemas económicos, yo descontento con mi cuerpo y vomitando lo que como, y Uruguay había perdido contra Alemania el 3er puesto del Mundial. No encontraba ninguna solución a nada pero respecto esto último, mi consuelo era que al siguiente día, España gane ante Holanda la final del mundial. Ese partido no me lo podía perder por nada, absolutamente por nada de este extraño mundo.

Estaba conectado al Messenger, y de pronto Sarah y Renato me agregan a una multiconversa cibernética. Me invitan a ir a casa de Mary, ella está haciendo una fiesta inaugurando su nuevo departamento.

Mary, es una amiga que conocimos en un viaje a Huaraz que hicimos en semana santa. Ella es amiga de la universidad de Karen, nos hospedó los últimos días del viaje en su casa. Se ganó nuestra amistad a base de comida y techo.

Acepto ir a dicha fiesta, arriesgándome a que esta sea de esas fiestas estereotipo pachangueras, cumbiamberas, reguetoneras.

Llegamos a la fiesta y ésta resulta no serla, no había nadie, su departamento estaba vacío, no habían otros invitados, sólo nos esperaban una botella “Red Label” de Johnny Walker, un champagne y un Ron Cartavio. Uffff!!! Amo las reuniones tranquilas, con música para escuchar mientras tomas, ríes, conversas, escuchas, miras, hueles. Amo embriagarme en esas circunstancias.

Y así fue, pasaron las horas; conversando y tomando, riendo y burlándonos, nos fuimos emborrachando. De pronto, sólo quedaba el champagne, pero la noche ya estaba acabando y ya había sido nuestra, y para casi todos ya era la hora de la retirada. Se fueron todos quedando solamente Mary, yo, y Renato tirado en un mueble durmiendo. Mary y yo seguimos tomando bajo los primeros rayos de sol del día que entraban por la ventana de su sala mientras Renato dormía. No sé cómo es que comenzamos a besarnos, nos paramos besándonos, caminamos hacia el cuarto besándonos, tropezamos besándonos y terminamos en una cama revolcándonos. Le bajé el pantalón y también me bajé el pantalón. Demoré en quitarme las malditas zapatillas más de lo que demoro normalmente en eyacular.
De pronto, me vi adentro de ella, haciéndola gemir. Después de un rato, ella pegó un grito, voltié la mirada hacia la puerta y ésta estaba abierta. Nos paramos y nos subimos los pantalones, yo me subí el pantalón con el calzoncillo aún abajo. Encontramos afuera a Renato riéndose y éste nos dijo, “Sólo entré para despedirme”, riéndose. Lo despedimos rápido, y comenzamos de nuevo nuestro festín de sexo sin amor. No recuerdo más...

El celular sonó y desperté, eran las 4 de la tarde y al costado mío estaba Mary. Contesté y era mi madre, y lo primero que me dijo fue: “¿En dónde viste la final del mundial?”.

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